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Foto del escritorRedacción Relax

Bella, etérea y señorial; así es Quanzhou, entre historia y modernidad



No obstante Quanzhou, en la República Popular China, ubicada en la costa, al norte de Xiamen, puede dar una cara de modernidad, con sus impactantes y altas edificaciones y su movilidad futurista, en otra de sus caras, en la antigua, aún conserva la esencia y la infraestructura heredada de dos dinastías: la Song (960-1279) y la Yuan (1271-1368), que la convirtieron en un importante emporio, donde convergían viajeros y mercaderes de todo el mundo.


Es por eso que, en 2020, la Unesco nombró a Quanzhou como Patrimonio de la Humanidad, asentando la premisa de que los destinos elegidos sean “un testimonio único o, al menos, excepcional de una tradición cultural o de una civilización viva o desaparecida” o, de que, tal vez, incluyan “fenómenos naturales de gran importancia o zonas de excepcional belleza natural y estética”.



Quanzhou fue uno de los puertos más grandes y visitados del mundo, donde se mezclaba el intercambio cultural y comercial de civilizaciones y religiones, por ello, la historia le confiere un lugar primordial como un punto de partida de la antigua Ruta Marítima de la Seda; y es que su florecimiento se dio en una época muy importante para el comercio marítimo asiático.


La región, que también es conocida como Zayton, alberga a más de ocho millones de habitantes, en una superficie de 11 mil 245 kilómetros cuadrados; y en su parte antigua, contempla un gran número de reliquias culturales, lugares religiosos y monumentos que dan cuenta de la prosperidad de aquellos tiempos, entre ellos, templos, estatuas, ruinas de puertos, puentes y antiguos hornos que se figuran un gran escenario que nos remonta a ese período histórico.


El nombramiento de Quanzhou, como Patrimonio de la Humanidad, se ha dado en cuenta de 22 de sus obras, de las cuales citaremos algunas, en tanto incluimos, la imagen de otras más.


Las excavaciones arqueológicas han dado cuenta de la Oficina de comercio marítimo, establecida en el año 1087 y que fue clave para impulsar el crecimiento de Quanzhou como un centro de intercambio cultural y comercial.






La Puerta Deji, ubicada al sur de Quanzhou, construida en el año 1230, durante la dinastía Song, pero con reparaciones en la Yuan, la Ming (1368-1644) y la Qing (1644-1911), es la única puerta que queda de las siete que poseía la ciudad. Exploraciones hechas en 2001, encontraron, por ejemplo, tallas relacionadas con la práctica del hinduismo, nestorianismo, islamismo y budismo, en las dinastías Song y Yuan.





El Templo Tianhou, edificado en 1196 y restaurado en la década de los 90, con apoyo del gobierno y con fondos privados, es el más antiguo e importante para la adoración de la diosa del mar, Tianhou, principalmente conocida como la diosa Mazu.



Finalmente, el Templo Kaiyuan, en el centro de la antigua Quanzhou, con sus impactantes pagodas, no deja de asombrarnos. Fue construido en el año 686, en la dinastía Tang; cubre alrededor de 78 mil metros cuadrados e incorpora influencias culturales asiáticas y occidentales, además de elementos budistas e hindúes. Dentro de sus valiosos resguardos, está un depósito de escrituras, con 27 mil textos y el naufragio de Houzhu, que constata la tecnología para la construcción de Quanzhou.





Este nombramiento, de acuerdo con el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), organismo asesor del comité selectivo del gran patrimonio, se vincula a seis factores clave que fueron cruciales para el florecimiento de Quanzhou como un puerto exitoso: garantía institucional, comunidades multiculturales, sitios de producción, red de transporte, estructura de la ciudad y de distribución general.



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