En la mayoría de los hogares, se genera una cantidad constante de residuos orgánicos, ya sea en la cocina o el jardín. Cualquier desecho que alguna vez fue planta, desde pedazos de espárragos hasta hojas secas que caen de los árboles, se puede convertir en abono.
Lo ideal es separar estos desperdicios del resto de la basura, así contribuiremos a conservar los recursos ambientales y, mejor aún, tendrá un buen fertilizante natural.
Según investigaciones de la Universidad Iberoamericana campus Puebla, la basura orgánica representa cerca del 50 por ciento del total de desperdicios en las ciudades; pero, aunque ésta puede ser fácilmente reciclada, haciendo composta, lamentablemente, la gente no tiene esta costumbre. Sin embargo, se trata de una buena opción para mejorar el planeta.
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