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Foto del escritorRedacción Relax

Cada vez más cerca de encontrar la cura para el VIH/SIDA



El pasado 2 de agosto, se informó sobre la cuarta persona en el mundo que se ha curado del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) después de haber sido sometida a un trasplante de células madre. El paciente es un hombre de 66 años de edad, que había vivido con VIH desde 1988, recibiendo terapia antirretroviral hasta 1995, pero fue hasta 2018 cuando tuvo el diagnóstico de leucemia mielógena aguda.


El hombre –conocido como el ‘paciente de City of Hope’, por el nombre del centro integral de tratamiento para el cáncer, en California, dónde fue tratado– mencionó, en un comunicado, que nunca pensó que viviría para ver el día en el que ya no tuviera VIH, ya que, cuando recibió el diagnóstico, pensó que era una sentencia de muerte.


Debido a la leucemia, en 2019, se sometió a un tratamiento de trasplante de células madre. El donante presentaba una rara mutación doble en el gen CCR5-delta-32, la cual hace que las células no expresen los receptores que la mayoría de las cepas de VIH utilizan para entrar a las células. Previo al tratamiento, el paciente fue expuesto a una quimioterapia específica para pacientes de edad avanzada y que se encuentran en estado físico delicado, para acoplar a su organismo para recibir la donación.


Después del trasplante, el hombre continuó en tratamiento antirretroviral durante dos años y, cuando presentó una carga viral estable e indetectable, los médicos decidieron interrumpir la terapia, de manera paulatina y supervisada. Varios meses después de haber suspendido el tratamiento antirretroviral, el paciente continuó sin presentar carga viral del VIH y, de igual forma, la leucemia sigue en remisión.


El virus logra ingresar a los linfocitos, es decir, los glóbulos blancos, mediante una puerta de entrada, que es un receptor llamado CCR5. Existen algunas personas que presentan mutaciones en este receptor, que cierran la puerta de acceso y evitan que el virus pueda adentrarse en la célula.


Hoy por hoy, la infección por VIH es incurable, pero, afortunadamente, se puede controlar y mantener estable con tratamientos antirretrovirales, pero si se suspende la medicación, el virus comienza, otra vez, a replicarse dentro del organismo, afectando a varios órganos y ocasionando alteraciones importantes a nivel sistémico.


Se considera que el VIH tiene un mecanismo de acción que lo vuelve tan difícil de tratar; en primer lugar, destruye el sistema inmunológico, ya que se integra dentro de las células y propicia que éstas muten de manera rápida. Una vez que logra la mutación, ocasiona que las células inmunes encargadas de protegernos contra agentes externos se vuelvan reservorios virales, impidiendo que éstas sean destruidas, creando una gran variabilidad genética.


La primera vez que se documentó un caso real de una persona que se curó contra el VIH fue en 2011, en Berlín, cuando un paciente diagnosticado igualmente con leucemia fue sometido a un trasplante de células madre; el donante también tenía una mutación en el gen CCR5, que es necesario que se exprese este receptor en la célula para que el virus logre entrar. Este trasplante logró que la infección del virus desapareciera del organismo. El paciente falleció en 2020, pero fue a causa de la leucemia, mas no por el VIH.


Las similitudes que se observan entre este primer caso y el último (hombre de 66 años) son que ambos pacientes estaban infectados con el virus, con un diagnóstico de cáncer en la sangre, donde se aplicó el trasplante de células madre como tratamiento para dicho cáncer; y que los donantes poseían una extraña mutación en el gen CCR5-delta-32, la cual se presenta en el 1 % de la población. El virus necesita ‘abrir dos puertas’ para poder infectar a las células; una es la molécula CD4 y la otra es el receptor CCR5, por lo que si este último no está expresado, el virus no puede entrar a la célula e infectarla.


Cuando se realiza un trasplante de células madre, se barre con todo el sistema inmunológico del receptor, regenerándose por completo con las células del donante, de tal forma que esto ocasiona que el reservorio viral del paciente desaparezca; además de que, con la terapia aplicada al paciente, previa al trasplante, se matan casi todos los linfocitos enfermos, y una vez que el sistema inmunológico se restablece con las células del donante, las células que quedaban remanentes en el organismo son destruidas. Esto es un fenómeno que, en otras situaciones, podría ser riesgoso para las personas, pero, en el caso de los que están contagiados por el VIH, es benéfico, porque ayuda a la eliminación del virus, lo cual se denomina reacción del injerto contra el huésped; si, a esto, le sumamos la mutación del receptor, obtenemos la fórmula perfecta para deshacerse del virus, ya que, además, en caso de que se presente una reinfección, no tendrían una puerta de entrada y no podría haber replicación viral.


A pesar de que la vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana continúa en estudios clínicos, aún no hay un panorama claro sobre cuándo estará disponible para toda la población; sin embargo, por ahora, es importante aplicar estrategias más efectivas para la prevención de la infección del VIH.

Aunque la cura del VIH sigue siendo un misterio, ya que sólo se han reportado muy pocos casos exitosos con este tipo de cura y no se recomienda que todos los pacientes infectados con el virus sean sometidos al trasplante de células madre (puesto que tiene efectos secundarios potenciales y no es una opción adecuada para la mayoría de las personas), el caso del ‘paciente de City of Hope’ abre el panorama para la búsqueda de nuevas terapias génicas como un tratamiento potencial en algún futuro cercano.

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