Los negocios turbios de Bernard Madoff
En diciembre de 2008, resultaba increíble que un hombre hubiera sido el único autor material de un mega fraude internacional que había comenzado décadas atrás. Su confesión generó un gran estruendo, que hasta hoy tiene eco, poniendo en relieve la desmedida ambición y confianza de un sistema que le dejó el timón de un plan muy lucrativo. Se trata de Bernard Madoff.
En marzo de 2009, este individuo estaba preso en calidad de detenido, pero tres meses después se declaraba culpable de diversos cargos que lo llevarían a una condena de 150 años de encierro y que lo despojarían de su fortuna y de sus lujosas propiedades; un hecho que afectó a su familia, ya que previo a su arresto definitivo, fue obligado a pagar una fianza de 10 millones de dólares.
Pero no todo quedó ahí. El dinero va y viene y, aunque la familia se hundió económicamente, después vendría lo peor, perdió su honor y prácticamente se desintegró.
En ese tiempo, quedaron diversas interrogantes sin responder, las cuales, la justicia ha ido poniendo en su lugar. A continuación, la participación de algunos personajes que han cobrado importancia al cumplirse 11 años de aquella revelación, que sacudió la economía y el futuro de miles de inversores.
¿Madoff actuó solo?
En diciembre de 2008, Bernard Lawrence Madoff, quien en muchas ocasiones les había dicho a sus hijos, Mark (44 años) y Andrew (42 años), que debían ser honrados, los llamó y les confesó que estaba en bancarrota, que su negocio de captación de inversiones era un fraude y que no contaba con más recursos para seguir pagando a los inversores. Ellos eran sus empleados. Fue así que, avergonzados por la actuación de su padre, lo denunciaron y comenzaron a vivir la peor de las pesadillas, al ser cuestionados tanto por la justicia como por los acreedores del negocio, sin mencionar que se alejaron de su madre.
¿Conocían ellos cómo operaban los fondos de inversión de Bernard Madoff Investment Securities LLC? Aunque en un primer momento se sospechó de que Mark y Andrew estaban implicados en la trama, el hecho de que ellos hubieran delatado a su padre, desvió la atención sobre dicha hipótesis; además, no se les pudo comprobar alguna injerencia directa y fueron considerados como víctimas. No obstante, el abogado Irving Picard, socio de BakerHostetler, la firma encomendada para recuperar los fondos de inversión del caso, aseguró, en julio de 2014, que tenía evidencias de que los hermanos habían ayudado a encubrir la trama y dio a conocer su intención de reabrir el caso contra ellos.
Lo anterior ya no sería posible, pues en diciembre de 2010, Mark, se había suicidado, atormentado por no poder hacer frente a las acusaciones, que sostenían que habían sido beneficiados financieramente con el negocio; asimismo, el pesar de haber entregado a su propio padre a las autoridades, le estaba acabando. Por su parte, quizá como escape a la justicia o al destino, en septiembre de 2014, Andrew murió a causa de linfoma de Hodking, un cáncer con el que luchaba años atrás.
Detrás de un gran hombre…
La responsabilidad del fraude también apuntó a Ruth Madoff, la esposa de Bernard, con quien estuvo casado por más de 50 años. Ella era señalada como segura cómplice. Ruth perdió a su marido, una reputación, sus vínculos en la alta sociedad, y sus propiedades, pero también la confianza de su familia y la de sus hijos, pues siempre estuvo del lado de su marido.
Previo a la detención de Bernard y del congelamiento de sus activos, en una reacción de pánico, la mujer retiró 15 millones de dólares de las cuentas. Después, al desglosar los detalles de la estafa, contaría muy triste que, luego de verse perdido, Bernard le revelaría la terrible verdad, y que juntos habían intentado suicidarse.
Ruth fue una de las más beneficiadas durante más de medio siglo, pues fue testigo del crecimiento de la firma y los instrumentos creados por su marido para allegarse recursos; fue protagonista de un estilo de vida que incluía relaciones con acaudaladas personalidades del mundo financiero y de otros círculos del poder.
De esa imagen no queda nada, pues al descubrirse la estafa, Ruth empezó a habitar casas prestadas, se asentó en Old Greenwich, Connecticut, a 60 kilómetros de Manhattan, en un poblado modesto, tratando de no llamar la atención para no ser cuestionada por nadie. Quienes la han visto aseguran que, después de la sentencia, sólo se asomaba a sacar la basura y a buscar el periódico.
Luego de la muerte de Mark, consiguió ganarse un poco a Andrew, quien, enfermo, necesitó de su cuidado por algún tiempo. Así Ruth pudo visitar a sus nietos y rehacer un poco su vida social. Desde hace algunos años es voluntaria en un comedor comunitario y únicamente sale al supermercado.
Pese a que muchos de los afectados por el fraude llevaron a cabo una demanda contra ella, salió ilesa de esas acusaciones, negando que sabía algo.
La otra familia
Aunque en 2008 había sostenido que no sabía nada, Peter Madoff, hermano de Bernard y considerado su sombra en el negocio, fue sentenciado en 2012, a diez años de prisión, y es que terminó firmando su declaración de culpabilidad y admitiendo ante el juez, que estuvo dispuesto a ayudar a su hermano a entregar el dinero sobrante a personas favorecidas en el negocio, como amigos y familiares; no obstante, como lo aprendió de él, nunca lo hizo; también dijo que falsificó la firma de documentos por muchos años y que su esposa figuraba en la lista de empleados de manera falsa.
Su hija Shana Madoff, quien desde 1995, se desempeñó como oficial de cumplimiento en la empresa de su tío, y para 2007, contrajo nupcias con Eric Swanson, hoy ex director adjunto de la Oficina de Investigaciones y Exámenes de Acatamiento en la Comisión de Valores de Estados Unidos, logró escapar curiosamente a cualquier escrutinio de la justicia. En 2015, por orden judicial, 420 lotes de activos pertenecientes a Peter Madoff y a su hija fueron subastados.
Más participantes
En 2014, gracias a la colaboración voluntaria de Frank DiPascali, quien fue mano derecha de Madoff por más de tres décadas, fue posible condenar a cinco ex trabajadores de la firma: George Perez y Jerome ÓHara (programadores), Joann Crupi y Daniel Bonventre (supervisores de cuentas), y Annette Bongiorno (asistente), quienes recibieron sentencias que van de los dos años y medio de prisión hasta seis. El mismo DiPascali iba en camino de ser procesado, pues se declaró culpable de 10 cargos como cómplice de su ex jefe, pero en mayo de 2015, murió a causa de un cáncer fulminante. En total, fueron juzgadas 15 personas.
Años de libertad
En febrero pasado, Bernard Madoff solicitó la liberación compasiva a la Corte Federal de Manhattan, argumentando que padece una enfermedad renal terminal, que le quedaban 18 meses de vida y que deseaba morir fuera de prisión; sin embargo, su petición fue rechazada.
Tal vez se trate de los últimos meses de este hombre, quien al enfrentar su sentencia se dijo aliviado, pues muchos años tuvo miedo de ser descubierto, por lo que reconocía que en prisión se sentía más seguro.
Bernard Madoff creó una trama piramidal que funcionaba con la entrada de nuevos patrimonios, que servían para pagar las rentabilidades de los inversores que formaban parte de su sociedad, un manejo inspirado en el esquema del italiano Carlo Ponzi, quien, en 1920, multiplicó el dinero de nuevos clientes, estafándoles a través de la venta de sellos postales devaluados.
Desde 1960, operó con un fondo de 3 mil millones, y con el tiempo, el ingreso de inversionistas dio pie a varios vehículos de inversión, ganando miles de clientes.
El neoyorkino, quien fue jefe del mercado de valores y miembro activo de la Asociación Nacional de Distribuidores de Valores (NASD, por sus siglas en inglés), les había asegurado a sus clientes un rendimiento entre el 8 y 12 por ciento anual, de acuerdo a su inversión inicial y con una volatilidad mínima (de hecho, su negocio sólo tuvo dos caídas entre 1993 y 2007), así que todos querían negociar con él.
Con el paso del tiempo y la fama conseguida, el negocio ascendió a 5 mil clientes, derivados de las fortunas confiadas a Madoff Investment Securities LLC. Para mayo de 2009, se estimaba que los afectados, directa o indirectamente, eran hasta 3 millones.
Algunas cifras:
· En diciembre de 2008, el fraude se calculaba en 65 mil millones de dólares, en tanto Madoff lo hacía en 50 mil millones de dólares.
· En realidad, la inversión de los clientes alcanzaba los 20 mil millones de dólares, el resto eran ganancias ficticias.
· En diciembre de 2018, la recuperación hecha por BakerHostetler ascendía a 13 mil millones de dólares, por lo cual, muchos de los afectados comenzaron a recibir la devolución de su inversión.
La forma en que ha trabajado la firma en dicha recuperación y cuánto ha obtenido en ganancia merece un espacio aparte, por tanto, no haremos hincapié en ello.
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