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Foto del escritorRedacción Relax

Cómo ha cambiado el pañuelo, cómo han cambiado los tiempos



Con una larga historia que data de siglos atrás, el pañuelo ha sido un accesorio de identidad regional en muchas poblaciones del mundo, cuya confección, ha tenido que ver con el desarrollo de las telas, las tradiciones, clases sociales y necesidades; usándose de manera discreta a partir del siglo XVI para limpiar la nariz.


En ese renglón de la necesidad corporal, cierta vez, la ciudad de Pekín decidió regular entre su población el hábito de escupir en las calles, siendo un acto que difícilmente podía cambiar, pues no lo consideraba una mala costumbre. Para ello, las autoridades implementaron el uso de bolsas sanitarias para que los habitantes depositaran en éstas sus escupitajos, porque, en su opinión juzgaban una falta de educación que los occidentales limpiaran sus mucosidades con un pañuelo de tela y luego lo guardaran en su bolsillo.


Fue en 1924 cuando la empresa norteamericana Kimberly-Clark presentó el primer pañuelo desechable al cual nombró kleenex, y que sugirió como auxiliar para la limpieza del rostro y en la aplicación del maquillaje y crema; este papel estaba hecho de un material que la compañía inventó durante la Primera Guerra Mundial, para sustituir los filtros de algodón en máscaras antigás a partir de la pulpa de caña de azúcar procesada, con la que crearon un tejido de guata de celulosa al que llamaron cellucotton.


Pronto, gracias a que los prácticos pañuelos adquirieron gran popularidad, empezaron a comercializarse en varios países, y con el tiempo ese término fue empleado para identificar a cualquier pañuelo desechable, aunque fuera de otra marca.


Ya adentrados en este nuevo siglo, y después de las experiencias sanitarias que hemos estado viviendo, usar un pañuelo de tela es cosa del pasado para la mayoría de la gente, ya que a partir de que los pañuelos desechables invadieron los mercados, hicieron extensiva la idea de su primer eslogan, acuñado en el año 1930: “Don’t carry a cold in your pocket” (“no lleves un resfriado en tu bolsillo”), una idea que hoy cobra gran sentido, por la propagación de contagio de las enfermedades respiratorias, por ejemplo.

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