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Hedy Hernández

El Palacio de Bellas Artes, ícono del arte en México



En el Centro Histórico de la CDMX, en plena Alameda Central, se yergue majestuoso el Palacio de Bellas Artes, uno de los edificios más hermosos e icónicos de nuestra capital, y una de las casas de ópera más renombradas del mundo.


Los antecedentes históricos se remontan a 1842, cuando el entonces presidente de la república, Antonio López de Santa Anna, le encomendó la obra arquitectónica más importante del XIX para la ciudad, al arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien le dio un estilo neoclásico, característico de la época. Se terminó dos años más tarde; sin embargo, se le cambió el nombre a Teatro Vergara, por el rechazo que la gente tenía a Santa Anna. Poco tiempo después se renombró Teatro Nacional, que fue testigo de numerosos acontecimientos de gran importancia, como el estreno del Himno Nacional Mexicano. Años más tarde, durante la intervención francesa, se convirtió en Teatro Imperial, y restaurada la república volvió a ser Teatro Nacional.


Durante los últimos años del gobierno de Porfirio Díaz, con la intención de mostrar la prosperidad de su gobierno, y para celebrar el Centenario de la Independencia de México, se proyectó la construcción del nuevo Teatro Nacional. Fue así que la obra se le encargó al arquitecto italiano Adamo Boari, quien había sido el responsable de la construcción del Palacio de Correos.


Boari proyectó una gran obra, con un vestíbulo techado con cristales, un invernadero, restaurante, cafetería y los más grandes adelantos de la época. Desde el principio, el edificio estaba separado en dos partes: la primera como local de espectáculos, y la segunda como salón de fiestas y conciertos.


Boari inició la construcción; sin embargo, no alcanzó a ver terminada su obra, pues tuvo que abandonar el país en 1916 con el estallido de la Revolución Mexicana, por lo que la obra fue retomada en 1930 por el arquitecto Federico Mariscal.


La construcción se planeó para cuatro años, pero duró 30, iniciando en 1904 y siendo la Revolución la causa de su interrupción. Tuvo distintas fases de construcción:


· En la primera etapa, de 1904 a 1912, se realizaron los cimientos y el exterior del edificio. En la estructura del edificio se utilizó acero y concreto, y se revistió el esqueleto metálico con mármol.

· En la segunda etapa se definió el estilo de la decoración interior, siguiendo los parámetros del Art Déco, así como por el uso de materiales como ónix y mármol.

· La última etapa fue de 1932 a 1934. Se transformó a manera de que funcionara como foro nacional para las artes escénicas y plásticas, y recibió el nombre de Palacio de Bellas Artes.


Finalmente, el 29 de septiembre de 1934, fue inaugurado por el entonces presidente Abelardo Rodríguez, con la obra teatral: La verdad sospechosa de Juan Ruíz de Alarcón.







Características exteriores

Con una altura de 53 metros hasta la espiral y 42,5 metros hasta el techo, cuenta con cuatro pisos y un estacionamiento subterráneo. Está asentado sobre arcilla llamada montmorillonita, lo que provoca un continuo hundimiento del palacio.


Para las fachadas y otros elementos se utilizó mármol de Carrara, Italia, además del mexicano que se trajo de varias partes de la república. Las esculturas de las fachadas centrales fueron realizadas por el artista Leonardo Bistolfi, y los relieves de las fachadas laterales, por el escultor Adamo Boari; claves, mascarones, guirnaldas y flores, por el escultor G. Fiorenzo.


Para la decoración, el recinto debía emplear y expresar sus propias formas arquitectónicas, haciendo alusión a la cultura mexicana, por lo que en las fachadas predominan elementos de las culturas prehispánicas como cabezas de jaguares, monos, coyotes, serpientes, etcétera.


También destacan los pegasos hechos en bronce, realizados por el artista Agustín Querol Subirats y traídos desde España, para rematar el cubo de la sala principal; ahí se colocaron en 1912, pero ese mismo año fueron llevados a la Plaza de la Constitución donde permanecieron hasta 1928, cuando Federico Mariscal decidió colocarlos en la plaza frontal del palacio.



Características interiores


El interior está marcado claramente por el Art Déco, principalmente por la geometrización de las formas y por las líneas rectas. La gran cúpula que cierra el vestíbulo es un armazón de metal recubierto con nervaduras de cobre, laminillas de ónix translúcido y cerámica. Los muros, pisos y columnas se revistieron con mármoles mexicanos de varios colores, combinados con ornamentos trabajados en diversos metales por la casa Edgar Brandt de París, como los mascarones de Chac, el dios maya de la lluvia. El mármol café lo trajeron de Querétaro; el negro, de Nuevo León; el rosa, de Durango; y el piso blanco, de Buenavista, Guerrero.


La escalinata cuenta con dos luminarias en forma de fuentes, hechas en acero y cristal esmerilado; entre sus dos rampas, las puertas que dan acceso al vestíbulo de la sala muestran mascarones de Tláloc, el dios teotihuacano de la lluvia, y un rostro de bronce que evoca la representación de la tragedia griega.



Sala principal: Tiene capacidad para casi mil 400 espectadores y un escenario de 24 metros. En el techo puede apreciarse un vitral circular que corona la sala, donde se representa a Apolo y las nueve musas, obra del artista Géza Maróti.


Por su escenario han pasado figuras de la talla de María Callas, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y el bailarín Rudolf Nuréyev.


Telón rígido: El temor ante los posibles incendios generó una idea innovadora en Boari; propuso un muro rígido de acero con pared doble y revestimiento de láminas acanaladas. En ellas iría una representación de los volcanes del valle de México: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.


El proyecto fue ejecutado por el pintor y diseñador de escenarios Harry Stoner, quien provenía de la Casa Louis Comfort Tiffany, de Nueva York.


La impresionante obra fue realizada utilizando cristales opalescentes con reflejos metálicos, de 2 cm., 206 tableros cubiertos con teselas de cristal que pesan 27 toneladas y miden 14 metros de ancho. El proyecto del telón fue terminado por un alumno del italiano, Federico Mascal. Cabe destacar que es el único telón antifuego en el mundo dentro de un teatro de ópera. Está ubicado en la sala principal.


Lo rodea un arco decorado con mosaicos titulado “El teatro a través de las edades” y realizado por el húngaro Geza Marotti. La maquinaria del escenario fue creada por el ingeniero A. Rosemberg, de Alemania.


Sala Manuel Ponce: Es la segunda sala en importancia. En ella tienen lugar óperas, musicales y otras actividades relacionadas con el arte. Tiene capacidad para unas 250 personas.


Sala Adamo Boari: Se encuentra bajo el vestíbulo de la sala principal, con 180 localidades. En ella se dan conferencias o se presentan pequeñas exposiciones y novedades editoriales.


Museo Nacional de Arquitectura (MUNARQ): Se ubica en el último piso, en este recinto se presentan exposiciones temporales sobre arquitectura contemporánea, un acervo de algunos de los arquitectos mexicanos más connotados, maquetas, planos y fotografías de obras de Luis Barragán, Adamo Boari y Jaime Ortiz Monasterio, entre otros.


Museo de Bellas Artes: A partir de 1968, se conoce a las salas de exhibición como Museo del Palacio de Bellas Artes, un espacio dedicado a la exposición de trabajos de artistas tanto nacionales como internacionales. Además, exhibe 17 magníficos murales -distribuidos a lo largo del primer y segundo piso- realizados por los pintores mexicanos Diego Rivera, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro y Jorge González Camarena, realizados entre 1928 y 1963.


Cafetería: Un lugar ideal para visitar en el Palacio. El bar tiene buena coctelería y el restaurante ofrece platillos clásicos mexicanos.


Librería: Cuenta con títulos de las principales editoriales que se comercializan en el país, así como libros sobre las distintas disciplinas artísticas


Detalles importantes

· Tres entradas de la fachada principal.

· Vestíbulo rectangular con acabado de mármol rojo veteado “México” en paredes, columnas (con collares de estaño) y pilastras, y granito importado en los nichos.

· Taquillas: cuatro taquillas con dos ventanillas forjadas en cobre bronceado y patinado.

· Cinco escaleras, tres centrales en mármol negro “Monterrey” y dos laterales de granito noruego.

· Triple cúpula ubicada en el centro.

· La iluminación artificial hecha con luz difusa indirecta en plafones y cúpula, cuatro lámparas semejantes a fuentes; en el último nivel, otras cuatro lámparas monumentales rematadas con apliques representativos del dios maya Chac.

· Bóveda circundada por un gran anillo de lámparas con difusores de ónix de Oaxaca.

· Ventanas pequeñas colocadas en los arranques de las semicúpulas, y siete grandes ventanales en los lados norte y sur.

· Arcos de sostén de las cúpulas en las columnas y superficies inferiores de las escaleras.



Bellas Artes es sede de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Teatro, la Compañía Nacional de Ópera y la Compañía Nacional de Danza. Su valor patrimonial e histórico lo llevó a ser declarado monumento artístico de la nación por el gobierno mexicano en 1987, y Patrimonio de la Humanidad desde el mismo año.



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