El departamento lingüístico de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos dio a conocer un estudio que compara las palabras que describen varias emociones en más de un tercio de las lenguas que se hablan actualmente en nuestro planeta, específicamente, se contrasta el significado de 24 sentimientos en 2 mil 474 idiomas de 20 familias lingüísticas.
Los resultados que encontraron se enfocan en los matices que se pierden de una lengua a otra, por lo que se ha concluido que las emociones no son del todo universales, sino que tienen una variación lingüística que se muestra diferente de acuerdo a la cultura y también a la proximidad geográfica, pues esta última es la que determina qué tanto cambia la idea de un concepto de un lugar a otro.
Es por eso que los investigadores utilizaron un método comparativo que mide la variabilidad y la estructura significativa de los vocablos, a partir de un fenómeno llamado colexificación, que ocurre cuando una palabra posee distintos significados en un mismo idioma, por lo cual los hablantes consideran que las variaciones son conceptos similares, aunque estrictamente no sea así. Por ejemplo, en la mayoría de los idiomas se tiende a englobar la idea de mar, con la de lago y agua, o la de día, con sol y cielo, así como la de tierra, polvo y arena.
Ahora bien, este mecanismo enfocado a las emociones también demuestra que existe una gran variedad en los significados de éstas: en la palabra persa aenduh que significa arrepentimiento, los hablantes fusionan lo que entendemos como aflicción, pero en darguin éste sentimiento se une a la idea de ansiedad en la palabra dard; asimismo, en los lenguajes de la familia tai-kadai, el significado de sorpresa está relacionado con el de esperanza, en cambio, en las lenguas austronesias se relaciona con el miedo.
Por eso, aunque los términos que se refieren a las emociones se pueden traducir igual, mantienen una amplia variación en su significado, que está condicionado por la geografía, es decir, a mayor proximidad entre dos lenguas, hay mayor coincidencia para denominar una emoción con el mismo vocablo; por lo tanto, la semántica de las emociones está conectada con los patrones de comercio, conquista y migraciones, al igual que con el pasado que forman a las distintas familias lingüísticas, como es el caso de las que provienen del latín, como el español, el catalán y el francés.
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