Patrimonio cultural de la nación
Al recorrer las calles principales de la Ciudad de México, es inevitable encontrarse con joyas arquitectónicas que han marcado la historia o la estética de esta metrópoli.
El Gran Hotel de la Ciudad de México es un edificio emblemático, el primero en la ciudad con una estructura art nouveau, ubicado en el corazón del Centro Histórico de la capital mexicana. Destaca por su impresionante arquitectura, su indudable belleza y su rica historia, que se remonta a finales del siglo XIX.
Su historia es fascinante. El sitio originalmente era la residencia del español Rodrigo de Albornoz, Contador Real, en 1526, y quien posteriormente fuera gobernador de la Nueva España, en ausencia de Hernán Cortés durante su viaje a las Hibueras, Honduras. De acuerdo con los registros, cuatro años después de la caída de Tenochtitlan, de Albornoz construyó su casa en este terreno ubicado en pleno corazón de la nueva capital novohispana. Con el paso del tiempo, los portales de la gran casona del español dieron abrigo a diversos comercios, entre ellos un establecimiento dirigido por los frailes agustinos.
A finales del siglo XIX, en 1895, el francés Sebastien Robert adquirió el terreno para transformarlo en el primer centro comercial del país.
Fue construido entre 1896 y 1898, por los ingenieros Daniel Garza y Gonzalo Garita para el señor Nicolás de Teresa bajo la petición de Robert. Siguiendo el método de construcción de Chicago, en el que se combina el fierro emparrillado con el concreto, el edificio tenía el objetivo de convertirse en el primer y más grande “centro comercial” (un concepto que para esas fechas aún no existía) de toda América. Y en su momento lo fue, inclusive estuvo por encima de las tiendas existentes de Estados Unidos y Canadá.
Para lograrlo, Porfirio Díaz, presidente en esa época, pidió que el Centro Mercantil fuera el primer edificio emblemático en la ciudad con una estructura art nouveau. Incluso, fue él quien donó como un regalo para la apertura, el lujoso candil tipo Luis XV que ahora luce en la entrada principal sobre la calle 16 de Septiembre.
El inmueble fue inaugurado oficialmente por el presidente Díaz el 2 de septiembre de 1899 como "El Centro Mercantil", una tienda departamental de lujo compuesta por las casas comerciales más importantes de la época, que reflejaba la modernización y el afrancesamiento del porfiriato. En un principio, ocupaba un área aproximada de 3,600 m2 y constaba de planta baja y tres pisos más que albergaban 23 almacenes y 100 despachos. Este centro comercial fue uno de los más grandes de Latinoamérica y contaba con innovaciones tecnológicas como alumbrado eléctrico que constaba de dos motores, telégrafo, drenaje y elevadores Otis de rejilla importados de Francia.
Con el tiempo, y los cambios socioeconómicos de principios del siglo XX, el centro comercial decayó y en 1958 fue cerrado. Posteriormente, en 1968, el edificio fue transformado por la familia Saba y asociados, en el Gran Hotel de la Ciudad de México, construido en una planta octagonal en un área de 1,800 m2, conservando su arquitectura ecléctica con sus columnas dóricas y elementos de art nouveau, como el hermoso vitral Tiffany, uno de los elementos más emblemáticos. Este impresionante trabajo, que se compara con los de las tiendas francesas Galeries Lafayette y Au Printemps, ilumina el amplio lobby del hotel, ofreciendo un espectáculo visual que ha fascinado a visitantes de todo el mundo. Fue diseñado y traído desde Francia en 1908 por Jacques Grüber, quien utilizó la técnica de “rompecabezas” para armar esta monumental pieza traída a México hasta el año 1906. El vitral se caracteriza por el uso de formas vegetales abundantes y entrelazadas, coloridas, con guirnaldas reverberantes y hojas aisladas. Debido a sus dimensiones con tres cúpulas, plafón de hierro y más de 20,000 piezas de vidrio multicolor, se consideró como el vitral más grande de América y el cuarto más grande del mundo –los demás se encuentran en París y San Petersburgo–. Así, se convirtió en patrimonio Cultural de la Nación al ser considerado como obra de arte, por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Cabe mencionar que el vitral del Gran Hotel no es la única obra de Grüber en México, el vitral que decora el techo del Palacio de Hierro del Centro también fue hecho por él y llegó en 1914 desde Francia desarmado y en cajas de madera; asimismo, todas las piezas estaban numeradas para que un grupo de personas supervisadas por un técnico francés pudiera ensamblarlas fácilmente.
Entre otros detalles distintivos del art nouveau en este edificio se encuentran letras “C” y “M” (las iniciales de la ciudad) sobrepuestas varias veces a lo largo del barandal, dos jaulas para aves a los costados de la entrada principal y los elevadores de rejillas, siendo los primeros de este tipo en todo el país.
El edificio originalmente tenía una escalera ondulada y envolvente, que era una réplica de la tienda Au Bon Marché en París, sin embargo, se perdió en 1966.
Una de las partes más sorprendentes es el recibidor con sus elegantes muebles, sus ventanas y el grandioso trabajo de herrería.
En 1968, el inmueble fue rebautizado con el nombre de Howard Johnson, aunque es conocido como el Gran hotel de la Ciudad de México. En esa época, el hotel abrió con 120 habitaciones llegando a su época de oro. Personalidades famosas como Cantinflas, María Félix, Pedro Vargas y Agustín Lara solían reunirse en el lobby, a lado del tradicional piano. No obstante, durante la década de los 90, el hotel cayó, debido a una mala administración. Esto provocó que los dueños regresaran a tomar las riendas de su negocio para rescatarlo: entre 2003 y 2005, lo remodelaron para restituir la apariencia original y modernizar lo estructural. Así, en septiembre del 2005 se reinauguró como el Gran hotel de la Ciudad de México, con tan sólo 60 habitaciones.
Este magno edificio es un ícono cultural y turístico que representa la riqueza histórica y arquitectónica de la nación. Su importancia cultural en el contexto turístico mexicano se manifiesta en varios aspectos:
Reflejo del porfiriato: Es un testimonio de la época del porfiriato, un periodo caracterizado por la modernización y el afrancesamiento de México. Durante este tiempo, se buscó emular el estilo y la elegancia de las ciudades europeas.
Patrimonio arquitectónico: Es un ejemplo destacado de la arquitectura de principios del siglo XX, con influencias del art nouveau y neoclásicas, lo que lo convierte en un punto de interés para los amantes de la historia y la arquitectura.
Patrimonio cultural: El Gran Hotel es parte del patrimonio cultural de la Ciudad de México, ubicado en el Centro Histórico, una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Testimonio histórico: Ha sido testigo de importantes acontecimientos a lo largo de su existencia, reflejando la evolución social y política de México.
Y no sólo ha sido testigo de la historia real, sino que ha servido como escenario para diversas producciones cinematográficas. Su estética única y su atmósfera cargada de historia lo han convertido en el lugar ideal para ambientar tramas llenas de intriga, romance y misterio.
Innovación comercial: Originalmente concebido como el Centro Mercantil, fue uno de los primeros y el más grande de Latinoamérica, introduciendo conceptos modernos de venta y presentación de productos en la región.
La Terraza: Ofrece una vista panorámica inigualable del Zócalo capitalino, donde se puede contemplar la vastedad y belleza del centro histórico.
Personalidades que han cruzado sus puertas
A lo largo de sus años de existencia, el Gran Hotel ha sido el hogar temporal de personalidades, líderes mundiales, artistas y escritores. En el libro de visitantes distinguidos del hotel se puede presumir la firma de un agente secreto de clase mundial: el Agente 007, James Bond. Daniel Craig, quien interpreta a James Bond en la película “Spectre”, se hospedó en el hotel, de hecho, en la película aparece breve escena en el hotel y algunos empleados, el concierge y varias camareras.
También, ha sido escenario de novelas y relatos que capturan la esencia de la Ciudad de México, así como de exposiciones, presentaciones musicales y eventos culturales. Artistas de renombre, tanto nacionales como internacionales, han aprovechado su atmósfera para desplegar su talento y compartirlo con residentes y turistas por igual.
La gastronomía en el Gran Hotel
El restaurante del Gran Hotel ha sido un espacio donde la gastronomía mexicana se eleva a su máxima expresión. Cada platillo es una celebración de tradiciones, ingredientes y técnicas culinarias que reflejan la riqueza de la cultura mexicana. Y aunque la cocina tradicional es una constante, también se ha buscado innovar y fusionar sabores de otras latitudes, dando como resultado un menú que combina lo mejor de México con toques internacionales, ofreciendo una experiencia culinaria sin igual.
No sólo la comida es protagonista, su barra ha sido cuna de cocteles icónicos, donde maestros cantineros han mezclado ingredientes con arte y destreza, creando bebidas que deleitan y sorprenden a sus visitantes.
El Gran Hotel es un hito arquitectónico por su diseño y belleza, así como un símbolo de la historia y evolución urbana de México.
Gran Hotel de la Ciudad de México
16 de Septiembre # 82
Centro Histórico de la Ciudad de México
Centro, 06000
Alcaldía Cuauhtémoc
Ciudad de México, CDMX
55 1083 7700
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