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El 16 de noviembre de 1991, oficialmente, fue disuelto el Comité para la Seguridad del Estado (KGB, por sus siglas en ruso), como se le conoció a la agencia de inteligencia y a la policía secreta de la Unión Soviética, corporación equivalente a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de los Estados Unidos.
Dicha decisión correspondió al Consejo de Estado de la Unión Soviética, integrado por el presidente Mijaíl Gorbachov y por dirigentes de las repúblicas, poco tiempo después del fallido golpe de estado ocurrido entre el 19 y el 21 de agosto de ese año, orquestado por miembros del Comité Estatal para el Estado de Emergencia, también conocido como La Banda de los Ocho (ocho conspiradores), así como por altos cargos del KGB y del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Los detractores estaban en desacuerdo con el programa de reformas, instituido por Gorbachov, y con el Nuevo Tratado de la Unión, pacto que, a su parecer, dispersaba el poder del gobierno central en favor de las repúblicas.
Aunque el golpe de estado no prosperó, los sucesos demeritaron la legitimidad del PCUS, derivando en la desintegración de la URSS, que ya había empezado en marzo de 1990 y que culminó en diciembre de 1991. El hecho advirtió la necesidad de descentralizar el monopolio de la seguridad del Estado y de integrar una nueva corporación, lo que dio paso al Servicio de Inteligencia Extranjera (SVR, por sus siglas en ruso).
El KGB fue fundado el 13 de marzo de 1954, con el objetivo de espiar a los enemigos fuera de las fronteras y a los ciudadanos del territorio ruso. Fue conocido como el Centro, y estaba ubicado en el edificio de Lubianka, en Moscú.
Con el objetivo de concientizar sobre el uso responsable de este medio de comunicación, fundamental en la transmisión de información pública para todo el orbe, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 51/205, celebrada el 17 de diciembre de 1996, proclamó el 21 de noviembre como el Día Mundial de la Televisión.
La conmemoración también destaca la inmediatez, la cobertura y la pluralidad de la televisión, tan determinante en la toma de decisiones en conflictos y amenazas para la paz y la seguridad, en cuestiones económicas, sociales y de otra índole, ya que permite centrar la atención en sus transmisiones.
A pesar de que otros medios electrónicos le han ganado terreno en las últimas décadas, la televisión sigue ocupando un lugar preponderante en el gusto de las audiencias, beneficiándose, incluso, de los recursos que ofrece internet.