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Moisés Zúñiga

Literatura distópica

Un subgénero de ficción, ambientado en sociedades del futuro donde la vida y las estructuras sociales se encuentran en declive



En los últimos años, las novelas distópicas han tenido un resurgimiento masivo en su popularidad, atribuido, según muchos especialistas, al actual escenario político, económico, social y ambiental que estamos viviendo a nivel global.


¿Qué es la literatura distópica?


Es una forma de ficción imaginativa, que comenzó como una respuesta a la literatura utópica, la cual retrata una sociedad ideal. Ésta, por el contrario, ofrece una visión catastrófica del futuro, con sociedades en declive y personajes que luchan contra la ruina ambiental, el control tecnológico y la opresión de un gobierno totalitario, que impone un solo pensamiento y una población unitaria sin libertad.


Este tipo de novelas causa fascinación porque se basa en aspectos de nuestro propio mundo, reflejando elementos de la sociedad, el medio ambiente, la religión, la política o la tecnología, y llevándolos a extremos negativos. Pero, también, gusta porque puede desafiar a los lectores a pensar de manera diferente sobre su entorno actual e, incluso, inspirar a la acción, para evitar que el futuro se convierta en el retratado en la ficción.


La literatura distópica, generalmente, se basa en estos temas:


· Control gubernamental

· Destrucción ambiental

· Supremacía de la tecnología

· Lucha por la supervivencia

· Pérdida del individualismo



La etimología de la palabra ‘distopía’ describe escenarios de manera concisa pero perfecta. Al combinar los vocablos de griego antiguo: dys, que significa ‘malo’, y topos, que es ‘lugar’; ‘distopía’ significa, literalmente, ‘lugar malo’.



Cinco ejemplos de lecturas distópicas


La literatura distópica es muy común y existe desde, al menos, finales del siglo XIX. Los libros icónicos y casi obligados para leer si se quiere empezar a conocer de este género son: Un mundo feliz, de Aldous Huxley; y 1984, de George Orwell. Sin embargo, a continuación, le mencionamos otros cinco ejemplos clásicos e interesantes.




The godless boys

Naomi Wood

Se ambienta en una Inglaterra alternativa, donde la Iglesia controla el país y los no creyentes han sido exiliados a una isla remota, en la que un grupo brutal de hombres patrulla la comunidad, buscando signos de fe y castigando a los creyentes. Todo cambia cuando aparece una nueva chica, quien llega para buscar a su madre perdida hace mucho tiempo. Este libro, que marcó el debut de su autora, es inquietante y lleno de tristeza, que logra reflejar la soledad, la pobreza y las privaciones de las personas que no pueden salir de la isla.






Fahrenheit 451

Ray Bradbury

Se desarrolla en un futuro no muy lejano, donde los libros son quemados por órdenes del gobierno y el pensamiento intelectual es ilegal. El protagonista, Guy Montag, es un bombero, cuyo trabajo consiste en incendiar las casas en las que se descubren libros, porque éstos se consideran la fuente de toda discordia e infelicidad. Pero todo esto cambia cuando Montag comienza a cuestionarse sobre esta forma de vida y, entonces, intenta rebelarse. Publicada, por primera vez, en 1953 y considerada la mejor obra de Bradbury, ha sido elogiada por su postura contra la censura y su defensa de la literatura como necesaria para la humanidad.





The machine stops

Edward Morgan Forster

Publicada en 1909, habla de un mundo en el que la superficie del planeta se ha vuelto inhabitable, obligando a los restos de la población a vivir bajo tierra. En algún momento del pasado, la humanidad creó la Máquina, una pieza de tecnología capaz de satisfacer todas sus necesidades. Con el tiempo, los humanos se vuelven completamente dependientes de la Máquina e, incluso, comienzan a deificar el objeto de su propia creación.








Los juegos del hambre

Suzanne Collins

Está escrita desde la perspectiva de una niña de 16 años, llamada Katniss Everdeen, en un entorno futurista, donde América del Norte, tal como la conocemos hoy, ha sido destruida. La nueva nación postapocalíptica está dirigida por una poderosa dictadura que, para controlar a sus ciudadanos, organiza, anualmente, los Juegos del hambre, un evento en el que doce niños y doce niñas de los distintos distritos se ven obligados a luchar hasta la muerte, en un espectáculo televisado.









La naranja mecánica

Anthony Burgess

Con una Inglaterra sombría como escenario, esta novela, publicada en 1962, es el relato, en primera persona, de un delincuente juvenil que se somete a una rehabilitación psicológica, asistida por el Estado, debido a su comportamiento aberrante. El libro satiriza los sistemas políticos extremos, que se basan en modelos opuestos de la perfectibilidad o incorregibilidad de la humanidad.










El primer uso público del término 'distopía' se remonta a 1868, cuando el político y economista británico John Stuart Mill, en un discurso ante la Cámara de los Comunes, dijo: "Quizás, sea demasiado elogioso llamarlos utópicos, deberían llamarlos distópicos". Pero la idea de distopía comenzó a echar raíces en la conciencia pública hasta después de 50 años de aquel suceso.

Aunque abordan temáticas catastróficas, los lectores disfrutan de las novelas distópicas, y esto puede deberse a tres razones principales. Primero, porque los hacen sentirse mejor acerca de sus propias vidas, dándoles una sensación de satisfacción; segundo, porque se relacionan con los personajes, viéndose a sí mismos; y tercero, les envuelve un sentimiento de empoderamiento, al creer que, también, pueden rebelarse contra algo más grande que ellos. He aquí la razón del porqué, a pesar del tiempo, estas historias siguen siendo tan leídas y recomendadas de una a otra generación.


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