En una época de grandes cambios en las nominaciones camino al Óscar, propiciados por las críticas hacia una mayor inclusión, destaca la selección de Mank, el biopic de David Fincher, como una de las favoritas para contender en 10 categorías, tres de las cuales son las más apreciadas en torno al galardón; lo cual nos lleva a enfocar algunas consideraciones sobre este largometraje, que fue exhibido a finales de 2020, acaparando la atención de la crítica, y es que trata de una historia detrás de otra.
Su lado más valioso
En primer lugar, estamos ante la nostalgia por un Hollywood viejo, proyectado, en esta semblanza rodada en blanco y negro, por Netflix. Y es que es una técnica que, para muchos, implica una limpieza en el lenguaje visual, que evita la distracción innecesaria para el espectador, pero que también destaca las dramáticas actuaciones de sus protagonistas, Gary Oldman (como Herman J. Mankiewicz), Amanda Seyfried (como Marion Davies), y Lily Collins (como Rita Alexander), entre otros intérpretes. Por otro lado, es un trabajo que rescata, a través de sus escenarios y sets, el manejo de recursos y efectos fílmicos de aquella época que fue llamada “Edad de Oro” de Hollywood.
Sin embargo, la médula que convierte esta producción en un tesoro es su argumento, el proceso que vivió Herman Mankiewicz como coautor del guion de Ciudadano Kane (1941), la ópera prima de Orson Welles; por mucho, resalta con dramatismo el esfuerzo de Mankiewicz por escribir dicha historia, que, a su vez, estaba inspirada en William Randolph Hearst, poseedor de casi 30 diarios en los Estados Unidos, un poderoso hombre que podía destruir el devenir de quien quisiera y más aún de sus enemigos. Mankiewicz le conocía de cerca, por lo que Welles le confió los detalles de la historia.
Por tanto, la cinta deja ver los planos en los que se mueve una industria, el poder y las pasiones de un hombre de quien podemos conocer sus talentos y sus debilidades, pues perdió mucho por el alcoholismo; y de otro más, quién usó los medios como instrumentos políticos.
Como a manera de justicia, Mank lleva a la superficie la vida de aquellos artífices de valiosas producciones tras bambalinas, la humanidad sobre lo que se representa, no importando que sean íconos, considerados, por muchos expertos, como joyas, y de las mejores de la historia del cine; así es apreciada Ciudadano Kane.
Por si fuera poco, tan alabado era Welles en el tiempo que dirigió y actuó Ciudadano Kane, que el ingenio de Mankiewicz quedó eclipsado hasta cierto punto, incluso, suscitándose una controversia sobre la coautoría del argumento.
En este caso, David Fincher, nominado anteriormente en tres ocasiones al Óscar, se encuentra dirigiendo el guion que escribiera su padre, Jack Fincher (1930-2003), periodista que trabajó para varios medios impresos, llegando a ser jefe de la revista Life, en la oficina de San Francisco.
Jack, originario de Texas, inició la odisea por la vida de Mankiewicz, en las últimas décadas del siglo pasado, esperando llevar la narración a la pantalla grande para fines de los años 90, pero murió en 2003. Tuvieron que pasar más de dos decenios para que su hijo lo filmara con grandes expectativas.
Mank ha sido nominada en las siguientes categorías: mejor película; mejor dirección (David Fincher); mejor actor (Gary Oldman); mejor actriz de reparto (Amanda Seyfried); mejor diseño de producción; mejor vestuario (Trish Summerville); mejor maquillaje y peluquería; mejor banda sonora y mejor sonido. Sin embargo, al cierre de esta edición, aún hay tiempo de especulaciones, pues, para finales de este mes, la, en otros tiempos, fastuosa gala, que seguramente se llevará a cabo citando a los nominados de manera virtual, puede traer grandes sorpresas, y es que ha ocurrido que, a veces, muchos son los llamados, y pocos, los elegidos, y como ejemplo está El color púrpura (1985), que contendía con 11 nominaciones en 1986, y Paso decisivo (1977), que lo hizo con la misma cantidad, en la premiación de 1978; no obstante, no consiguieron ningún premio.
O incluso, el mismo Ciudadano Kane, que en 1942 contendía en nueve categorías, incluyendo las principales, pero sólo conquistó la de mejor guion original, recibiendo la estatuilla Welles y Mankiewicz.
Como han dicho varios actores, la entrega de los Premios Óscar, a llevarse a cabo el 25 de abril, es sólo un estímulo, un aliciente a una gran carrera, una elección momentánea; lo importante es otra cosa.
Comments