Varios científicos de la Universidad de Waterloo, la Universidad Estatal de California y la Universidad de la Ciudad de Hong Kong buscaron cómo capturar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, con la finalidad de combatir el cambio climático. Fue así como crearon una nueva tecnología, capaz de usar la energía solar para convertir el CO2 en metanol, mediante un procedimiento similar al proceso de fotosíntesis.
El diseño final de este proyecto es una hoja artificial, ya que imita a las reales, en la cual se lleva a cabo una reacción química que se desarrolló especialmente para esta investigación: consiste en añadir polvo de óxido cuproso, que se obtiene al agregar en agua, a una temperatura específica, glucosa, acetato de cobre, hidróxido de sodio y dodecilsulfato sódico, para que después, dicho polvo sea el catalizador que se mezcla, otra vez, con agua, en la que se sopla dióxido de carbono y se ilumina por un rayo de luz blanca, para que impulse la reacción fotosintética que produce oxígeno y convierte el CO2, dentro de la solución de agua en polvo, en metanol. Finalmente, la mezcla final se calienta para que éste pueda recogerse mientras se evapora.
Los científicos esperan que este mecanismo se aplique a escala comercial para recolectar el dióxido de carbono de los principales emisores de gases de efecto invernadero, como las plantas de energía, los vehículos y las perforadoras de petróleo, y así contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 y generar combustible alternativo.
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