La pandemia de COVID-19 está teniendo terribles consecuencias sanitarias, sociales y económicas en todo el mundo. Afortunadamente, en semanas recientes algunos prototipos han sido autorizados para realizar pruebas fase 3, entre éstos el de Moderna y el de Pfizer/BioNTech, que han mostrado eficacias de alrededor de 95 por ciento. Una característica de ambas vacunas es que están basadas en una molécula bien conocida en diferentes campos de investigación: el ARN (ácido ribonucleico). En concreto, utilizan un tipo llamado ARN mensajero (ARNm), con las instrucciones para que determinadas células de nuestro sistema inmune produzcan la proteína S que forma la espícula del coronavirus SARS-CoV-2, lo que desencadena una respuesta protectora en la persona que recibe la vacuna. El ARN es una molécula que puede degradarse con facilidad, principalmente por la acción de proteínas catalíticas (o enzimas) especializadas en cortarla. Las vacunas de ARN son aquellas en las que se emplea el ácido ribonucleico para lograr una respuesta inmune, el cual es encapsulado en un transportador lipídico. Este tipo de vacunas se administran incluyendo una media de 10 moléculas del ARNm (ARN mensajero) en vesículas esféricas protectoras, formadas por lípidos(similares a los que constituyen las membranas celulares) y de tamaño nanométrico (mucho menor que nuestras células). En comparación con las vacunas anteriores, este método es más robusto, más versátil y, sin embargo, igualmente eficaz. Por lo tanto, la tecnología de la vacuna de ARN es muy prometedora para prevenir y tratar una amplia gama de enfermedades, como la influenza o el cáncer. Una ventaja comparativa del ARNm (con respecto a las vacunas de ADN), es que evitan el riesgo de integración en el genoma del huésped (aunque estudios extensos han aliviado esta preocupación sobre las vacunas de ADN). Otra clara ventaja de las vacunas de ARNm es que, a diferencia de las vacunas de ADN, no necesitan ingresar al núcleo para expresar el antígeno. En cambio, una vez dentro del núcleo, una vacuna de ADN producirá muchas copias de moléculas de ARNm, lo que resultará en la producción de más antígeno por célula transfectada.
Aunque su aplicación ha estado restringida hasta hace poco por la inestabilidad y la entrega ineficaz in vivo de ARNm, las mejoras recientes en las vacunas de ARNm actúan para aumentar la traducción de proteínas, modular la inmunogenicidad innata y adaptativa, y mejorar la administración.
Hoy las vacunas de ARNm representan una alternativa prometedora a los enfoques de vacunas convencionales debido a su alta potencia, capacidad de desarrollo rápido y potencial de fabricación de bajo costo y administración segura.
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