El regreso de infecciones que se creían controladas, como el sarampión, la poliomielitis y la difteria, generan preocupación mundial
En las últimas décadas, la humanidad ha celebrado la erradicación de numerosas enfermedades gracias a los avances en la medicina y la vacunación masiva. Sin embargo, en los años recientes, el mundo ha sido testigo de un resurgimiento preocupante de algunas de estas afecciones que ya se consideraban controladas o, incluso, erradicadas.
Este fenómeno es alarmante, porque plantea serios desafíos para la salud pública global, pero, también, pone de relieve la necesidad de mantener esfuerzos constantes en la vigilancia, prevención y control.
Las razones del resurgimiento
Las vacunas han sido una de las herramientas más efectivas en la lucha contra enfermedades infecciosas. A través de la inmunización, se ha logrado reducir significativamente la incidencia de muchos padecimientos mortales y debilitantes. Por ejemplo, la vacunación contra el sarampión ha salvado millones de vidas, y la erradicación de la viruela, en 1980, es uno de los mayores logros de la salud pública. Pero, entonces, ¿qué está sucediendo?
Para diversos expertos en el área, existen factores que han sido clave para el resurgimiento, como la disminución de la cobertura de vacunación, ya que, en algunos lugares, ésta se ha reducido debido a la complacencia y la falsa sensación de seguridad provocadas por el éxito de las campañas de vacunación previas. Cuando las tasas de vacunación caen por debajo del umbral necesario para la inmunidad de grupo, las enfermedades pueden reaparecer. Además, se considera que las desigualdades en el acceso a la salud, también, impiden la distribución efectiva de vacunas, dejando a muchas poblaciones vulnerables.
Otro factor son los movimientos antivacunas, que han ganado terreno en muchas partes del mundo, alimentados por teorías de conspiración y desconfianza hacia la ciencia y el gobierno. Esto ha llevado a un aumento en el número de personas que se niegan a vacunarse a sí mismas y a sus hijos, lo que contribuye directamente al resurgimiento de enfermedades.
Ejemplos de enfermedades que están resurgiendo
Algunos ejemplos significativos de padecimientos que están volviendo a brotar en diferentes partes del mundo incluyen el sarampión, una enfermedad altamente contagiosa de la que ya se han reportado varios casos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que, en 2022, hubo 136 mil fallecimientos por sarampión en todo el mundo; en su mayoría, niños menores de cinco años no vacunados o que no habían recibido la pauta completa.
Otra enfermedad es la poliomielitis, que, aunque está cerca de ser erradicada, sigue habiendo brotes en algunos países debido a la interrupción de las campañas de salud y la resistencia a la vacunación en ciertas comunidades. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha reiterado, en la actualización epidemiológica del 2023, el riesgo de resurgimiento de la enfermedad en la región debido a las bajas coberturas de vacunación, que, en 2021, llegaron al 80 % con las tres dosis de vacuna antipoliomielítica, una cifra muy inferior al 95 % recomendado por la OPS.
También, la difteria ha resurgido en varias regiones, igualmente, en áreas con baja cobertura de vacunación. La Fundación iO, una organización científica dedicada al estudio y control de las enfermedades infecciosas en el planeta, señala que, en 2023 y hasta el 12 de febrero de 2024, se notificaron 170 casos de esta afección en Europa.
Otro ejemplo emblemático es la viruela, que fue declarada erradicada en 1980 gracias a la vacunación masiva; sin embargo, en 2022 se detectaron dos casos en Reino Unido, lo que generó alarma en la comunidad internacional.
¿Qué se puede hacer?
Sin duda, la respuesta al resurgimiento de estas enfermedades requiere un enfoque multifacético, que incluya estrategias como:
· Fortalecer los programas de vacunación, asegurando que todas las personas tengan acceso a las vacunas. Esto incluye la implementación de campañas masivas de aplicación y la mejora de las infraestructuras de salud.
· Educar y concientizar, para combatir la desinformación. Las autoridades de salud deben trabajar para convencer al público sobre la seguridad y eficacia de las vacunas.
· Implementar políticas de salud a través de la colaboración global. La OMS y otras organizaciones internacionales deben coordinar esfuerzos para monitorear brotes, evitar la propagación, distribuir vacunas y apoyar a los países en desarrollo.
· Continuar con la investigación, para mejorar las vacunas y tratamientos existentes, y desarrollar nuevas opciones. Además, se deben investigar métodos más efectivos para la distribución y administración de vacunas en áreas remotas y conflictivas.
El resurgimiento de padecimientos que se consideraban erradicados es un recordatorio de que la lucha contra la enfermedad nunca termina y que la vacunación sigue siendo una herramienta esencial para la salud pública, y es responsabilidad de todos asegurar que su cobertura sea amplia y efectiva.
Sólo a través de esfuerzos coordinados y sostenidos se podrá prevenir el retorno de estas enfermedades y proteger las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Vacunación en México contra el sarampión
En nuestro país, la administración de la vacuna contra esta enfermedad comenzó en 1970. En 1998, fue reemplazada por la vacuna triple viral, la cual ofrece protección contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis.
No obstante, en los últimos 15 años, la cobertura de vacunación no ha sido suficiente para alcanzar niveles óptimos, dejando a un gran número de jóvenes sin la protección adecuada contra estas enfermedades, particularmente el sarampión.
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