Woody Allen ha llegado a los 80 años de edad, siendo uno de los directores más prolíficos del cine, y lo ha hecho en medio de cuestionamientos sobre su vida personal, que, a partir de 2017, alcanzaron su faceta profesional; lo que derivó en que fuera limitada su secuencia productiva, y que, entre otros asuntos, famosos actores decidieran darle la espalda, negándose a trabajar con él. Siendo el creativo una de las personalidades más prolíficas, con más de seis décadas de experiencia como actor, guionistade teatro y cine, de obrasliterarias, compositor y hasta músico, esta negativa lo ha afectado de sobremanera, aunque ha tratado de ocuparse y buscado otros horizontes para continuar filmando. Por lo anterior, luego que Amazon Studios decidiera no exhibir en Estados Unidos, su cinta Día de lluvia en Nueva York (2019), protagonizada por Timothée Chalamety Selena Gómez, además de demandar a la firma con 68 millones de dólares, el director se vinculó con Mediapro, una firma española e independiente, para filmar la que ha sido su última película, El festival de Rifkins, una comedia romántica, diferente a lo realizado por el creativo, pero que deja por sentadosu sello y que hay gente tras fronteras que cree en él. Y es que el versátilartista, originario de Brooklyn, quien en sus producciones ha enaltecido ciudades como Manhattan, San Francisco, Chicago y Houston, entre otras, como parte de su sello norteamericano y hollywoodense, ha sido acogidoen Europa, graciasen parte, a los vínculos que fue formando a partir de la décadade los noventa, cuando comenzóa trabajar en este continente, siendo respetados su ingenio y trayectoria.
El festival de Rifkins, estrenada en España en septiembre pasado, inauguró con bombo y platillo, la 68 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, bajo grandes expectativas sobre el director. Ésta contempla un diverso repartoen el que destacan el germano-austriaco Christoph Waltz, el francés Louis Garrel, los españoles Elena Anaya y Sergio López, y los norteamericanos Gina Gershon y Wally Shawn, entre otros talentos, que no dudaron en ponerse bajo las órdenes del multipremiado cineasta. El mayor atractivode la trama de El festivalde Rifkins, es que, curiosamente se desenvuelve bajo la atmósfera del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, es decir, contiene una dinámica ya muy conocida por el director, quien,en 2004, fue distinguido con el premio Donostia por su extensacarrera. Allen expuso en el filme, secuencias de sus mentores europeos como Godard, Truffaut, Fellini, Bergman y Buñuel, quienes explicó, influyeron en el cine estadounidense. Y a modo de guiño amistoso, reconoció su gusto por San Sebastián y algunas ciudades españolas, lo cual le motivó a rodar aquí.
Sobre el argumento Fiel a una gran parte de sus historias, en la trama Woody expone con humor irónico y mordaz, cuestiones sobre el sentido de la vida, la muerte y el matrimonio, dando como resultado una relajada historia, sin mayores complejidades, que ha sido en parte, la fórmula de su éxito.
Mi “verdad”
En ese orden reivindicativo, el creativo ha querido destacar su extensa carrera que le avala, a través de la publicación de sus memorias publicadas en abril de 2020, bajo la firma editorial Arcade; un escrito “exhaustivo” refieren los analistas, pues habla de su vida, de sus relaciones familiares y, sobre todo, de su trabajo en el cine, teatro, televisión, clubes nocturnos y prensa, entre otros ámbitos.
A propósito de nada, título de la obra que se ha convertido en un éxito en su versión electrónica, la crítica conocedora de la trayectoria de Allen, refiere que se ha quedado corta para el talento de su autor, que tiene fama por sus magistrales escritos.
No obstante lo anterior, dentro de las valiosas revelaciones que hace en A propósito de nada, de 440 páginas, está la que señala que su sueño no era ser cómico, actor o director de cine, sino dramaturgo, una circunstancia que ha parecido desilusionar a algunos de sus admiradores por el sentimiento que expone hacia sí mismo con respecto al quehacer literario, y es que no obstante,ha tenido excelentes resultados con sus numerosos guiones, que lo han llevado a ser nominado en diversas ocasiones y a obtener el Premio de la Academia, en diversas categorías, con historias como Annie Hall, en 1978, Hannah y sus hermanas y Midnight en París, sus estándares parecen ser mayores, si es que es honesto.
Allen, aficionado a Broadway, y a la convivencia con dramaturgos, e incluso, admirador de la obra de Eugene O’ Neill, de Tennessee Williams o de Arthur Miller, en A propósito de nada, parece demeritar el trabajo que como autor ha logrado.
Pues así las cosas con este singular director, a quien la vida le ha dado un giro, quizá no tan inesperado como el argumento de sus películas, y que seguramente para este 2021, le guarda algunas sorpresas, como todo un semillero de historias.
A propósito de todo…
Alcanzar cierta objetividad es una condición complicada cuando el ambiente es propicio para creer tal o cual cosa, por ello, apenas se conoció que Woody Allen había escrito sus memorias y que las iba a publicarla editorial Grand Central, sello de HachetteBook Group, comenzaron las especulaciones, lo cual en parte pudo influir en que la firma decidiera en el mes de marzo, negarse a hacerlo, por lo que Arcade Publishing, una firma independiente, decidió publicarlas en ese mismo mes.
Por su parte, Jeannette Seaver, editora de Arcade, señaló como acertada la decisión de darle voz a un respetado artista, en lugar de ceder ante aquellos determinados a “silenciarle”, una afirmación tajante frente al revuelo que ha generado la obra, en la cual se esperaba una confesión de culpabilidad de parte del director y productor, no obstante, no ocurrió.
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